jueves, septiembre 13, 2018

Recuerdos a cincel.

Todos tenemos innumerables recuerdos, infinidad de imágenes congeladas en la memoria, en la retina, algunos en el corazón. Cualquier rincón de nuestro cuerpo alberga ese momento, ese fotograma que nos lleva a un tiempo atrás.
El calificarlos como aptos para esa colección selecta pienso que es selectivo, caprichoso, pero dentro de un orden de importancia en la vida.
Lo importante tiene un punto extra para entrar a tan exclusivo club.
Los ejemplos son sencillos, y enumerarlos está de más.
Valga el siguiente.
En estos días de comienzo de clases, y gracias a la alegría de un amigo, bien sea la vuelta de vacaciones, bien el comienzo de una vida escolar, se genera esa imagen clara a oposición a entrar en nuestro cuerpo.
Siempre he recomendado, he advertido al prójimo el estar atento, absorbiendo el momento, grabando en la mente cada instante de esos importantes hechos.
Les mentía.
Ahora con el tiempo me doy cuenta que no recordamos unos días, ni mucho menos unos minutos. Incluso no podemos enlazar imágenes en movimiento.
Recordaremos un fotograma, un instante, una sensación. Una sensación que sí puede ser efectiva durante un buen rato. Eso sí.
De ahí que ahora creo que lo mejor es añadir, adjuntar a esos momentos fotografías, escritos, pensamientos o inquietudes.
Qué mejor manera que a una imagen añadir sonido o voz.
Algo más para intentar  esculpir nuestros recuerdos en piedra.
Así durarán una eternidad.

A partir de ahora intentaré enmendar mi error. Valgan mis disculpas.

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