jueves, septiembre 20, 2018

Media vida esperando. La carta.

El día soleado, bien entrada la mañana, iluminaba su pelo castaño, cobrizo al reflejo.
Bajó del coche y de casualidad advirtió correo en el buzón.                
Abrió la puerta y dejó las llaves en su lugar habitual junto con la correspondencia, suspiró y liberó con el aire la dura jornada que acababa de terminar.
Había sido una noche larga, y por sorpresa.
La tarde anterior y a punto de comenzar a cenar la llamada de su superior la hizo apresurarse en salir hacia el lugar indicado. Una caída de servidor y seguridad HTML debido a un posible ataque a la base de datos de clientes de un conocido banco online.
Así que al soltar el aire, exhalaba cansancio.
Se saltó el desayuno, e ignoró la ducha.
Con el resto del día libre la cama era su destino, y fácil que concilió el sueño.

Despertó por si sola, y a pesar de la rotura de ritmo u horario se incorporó rápidamente. Sentada aún en la cama, se miró al espejo y observó a su espalda que la luz del día se acercaba al ocaso.
No tan cerca advirtió en el reloj, aún era media tarde.
La ducha pendiente era lo siguiente.
Unos pantalones de algodón y una camiseta vieja de andar por casa era lo idóneo para estar cómoda.
El plan era descansar, no tener plan.
Bajó a la cocina y se sirvió café.
Bien valía como cualquier comida del día, era un día diferente, pero no inusual.
Su trabajo requería salidas, no todas desde casa, urgentes. Sus clientes solían ser empresas bien reconocidas con altos beneficios, que a su vez pagaban buenos dividendos. De ahí el pronto servicio.
Café caliente en mano y mordiendo una galleta se dirigió al salón.
Al cruzar el umbral de la puerta divisó el correo en el aparador de la entrada. Lo cogió y siguió su camino a paso lento.
Aún de pié puso el correo en la mesa y empezó a cribarlo.
Factura, publicidad, algo del banco y una carta con su nombre y dirección escrito a mano. Algo raro en éstos días.
Una carta con sello, y destinatario y remitente a bolígrafo.

Si le llamó la atención el sobre en sí, el contenido la dejaría absorta.



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