martes, septiembre 25, 2018

20 columnas.



A mí alcance te encuentras
aguardando mi momento,
la elección ya apresurada
se produjo hace tiempo.

Descansas sobre cartón
y papel de plata,
tu figura esbelta.
Mi aliento me delata.

Erguida figura
cuál columna griega,
blanca, marfil y dura.
Se acrecenta mi espera.

Sales en silencio
y mis labios te esperan,
deseo tenso
deseo y pena.

Un primer beso eterno,
profundo, fuerte
inhalo tu sabor etéreo
y exhalo mi alma y mi muerte.

Los dos uno sólo,
los dos una misma alma.
Como torero a toro,
como sal en agua.

Un beso, otro beso,
y la pena se va como el humo.
Se acaba el deseo,
termina el ser uno.

Pero te encuentras en mi.
Dentro de mi cuerpo.
Cada segundo, cada día y mil.
Hasta el sueño eterno.

Y son ya años,
de odio y amor.
Placer y engaños,
Hombría y rubor.

Pero he de dejarte,
apartarte, olvidarte.
Me hace daño el tocarte.
Me mata el desearte.

jueves, septiembre 20, 2018

Media vida esperando. La carta.

El día soleado, bien entrada la mañana, iluminaba su pelo castaño, cobrizo al reflejo.
Bajó del coche y de casualidad advirtió correo en el buzón.                
Abrió la puerta y dejó las llaves en su lugar habitual junto con la correspondencia, suspiró y liberó con el aire la dura jornada que acababa de terminar.
Había sido una noche larga, y por sorpresa.
La tarde anterior y a punto de comenzar a cenar la llamada de su superior la hizo apresurarse en salir hacia el lugar indicado. Una caída de servidor y seguridad HTML debido a un posible ataque a la base de datos de clientes de un conocido banco online.
Así que al soltar el aire, exhalaba cansancio.
Se saltó el desayuno, e ignoró la ducha.
Con el resto del día libre la cama era su destino, y fácil que concilió el sueño.

Despertó por si sola, y a pesar de la rotura de ritmo u horario se incorporó rápidamente. Sentada aún en la cama, se miró al espejo y observó a su espalda que la luz del día se acercaba al ocaso.
No tan cerca advirtió en el reloj, aún era media tarde.
La ducha pendiente era lo siguiente.
Unos pantalones de algodón y una camiseta vieja de andar por casa era lo idóneo para estar cómoda.
El plan era descansar, no tener plan.
Bajó a la cocina y se sirvió café.
Bien valía como cualquier comida del día, era un día diferente, pero no inusual.
Su trabajo requería salidas, no todas desde casa, urgentes. Sus clientes solían ser empresas bien reconocidas con altos beneficios, que a su vez pagaban buenos dividendos. De ahí el pronto servicio.
Café caliente en mano y mordiendo una galleta se dirigió al salón.
Al cruzar el umbral de la puerta divisó el correo en el aparador de la entrada. Lo cogió y siguió su camino a paso lento.
Aún de pié puso el correo en la mesa y empezó a cribarlo.
Factura, publicidad, algo del banco y una carta con su nombre y dirección escrito a mano. Algo raro en éstos días.
Una carta con sello, y destinatario y remitente a bolígrafo.

Si le llamó la atención el sobre en sí, el contenido la dejaría absorta.



lunes, septiembre 17, 2018

Selección natural.

¿ Alguna vez has pensado que lo que desempeñas , que la vida que llevas no es tu vocación ?
La naturaleza, nuestra madre, la chispa de la vida caprichosa dota de actitudes a todos y cada uno de nosotros.
Desde el primer segundo, desde el primer día de nuestra vida tenemos algo en nuestro interior que nos hace únicos en cualquier aspecto.
Ese algo permanece atento y deseoso de órdenes o actos para lucirla, para crecer aún más hasta la excelencia.
Lo normal es que siga oculta para el mundo, para tí mismo.
Muy raramente se acertará en incentivar ese talento, en cultivarlo.
Difícil se dará el caso de un individuo que logre encontrar esa virtud. Que la enseñanza, los estudios o el desempeño para ejercer la susodicha le haga el mejor en ese campo.
Cuantos de nosotros nunca la conoceremos, cuantos habremos estado bien cerca, pero el " camino elegido y equivocado " y la vida de esa propia elección no nos dejó llegar a descubrirlo.
No creamos, yo no lo creo, que es una ciencia cierta.
El que cualquier celebridad en el campo que imaginemos obtuviera el éxito, y el normal reconocimiento del resto, no significa que estuviera escrito en su ADN la labor que magistralmente cumple.
Realmente no podemos asegurar, yo no, que Mozart pasara a la posteridad por sus composiciones cuando su virtud fuese otra.
Quizás el suyo, su talento oculto, no fuese ese, quizás fuese algo menos reconocible el público, a la sociedad de aquel momento o la de siglos después.
Aunque es complicado imaginarlo de fontanero.
Creo entonces que sólo el azar, y tan solo eso, ha tenido la oportunidad de llevarnos allá hacia donde nuestro talento estaba.
Y mira que es difícil.
Haz un ejercicio.
Piensa en cual puede ser tu virtud, tu talento, lo que te hace especial por selección natural.
Yo ya lo he intentado infinidad de veces.

sábado, septiembre 15, 2018

Quédate.

No podía ser amor. Aún no.
Pero que embriagador engaño el que sufría, que sutil vestimenta la adornaba para tan pulcra y fácilmente engañarme hasta creerlo en certeza.
Cómo pudo hacerme sentir confundido, incrédulo, sin recursos, sin respuesta, perdido, sólo.
La fecha estaba cerca pero aún así la veía tan lejos. Más aún, irreal.
No creía que aconteciera.
¿ Marcharse ?
Creía que éramos uno, que estábamos unidos para siempre.
¡ Qué equivocado estaba !.
" Ésto si nos va a unir Miguel Ángel ", me decía mi futuro. Sordo y absorto me encontraba.
Han pasado 22 años, demasiado para darme cuenta de todo.
No era amor.
Quizás lo fué al despedirnos en aquel maldito lugar. Quizás un segundo después.
Tal vez la soledad que me invadió tras mirar a mi alrededor. Y volver a mirar, y otra vez más.
Puede que lo fuese el volver a estar juntos en el mismo lugar desde el que partiste. Ahora maravilloso.
Lo que sí está claro que lo es el compartir mi vida contigo, por siempre.
Hasta mi último aliento, hasta que mis huesos en ceniza se conviertan y mi alma pierda.
Hasta mi fin gritaré QUÉDATE !!!.
No me dejes nunca.


jueves, septiembre 13, 2018

Recuerdos a cincel.

Todos tenemos innumerables recuerdos, infinidad de imágenes congeladas en la memoria, en la retina, algunos en el corazón. Cualquier rincón de nuestro cuerpo alberga ese momento, ese fotograma que nos lleva a un tiempo atrás.
El calificarlos como aptos para esa colección selecta pienso que es selectivo, caprichoso, pero dentro de un orden de importancia en la vida.
Lo importante tiene un punto extra para entrar a tan exclusivo club.
Los ejemplos son sencillos, y enumerarlos está de más.
Valga el siguiente.
En estos días de comienzo de clases, y gracias a la alegría de un amigo, bien sea la vuelta de vacaciones, bien el comienzo de una vida escolar, se genera esa imagen clara a oposición a entrar en nuestro cuerpo.
Siempre he recomendado, he advertido al prójimo el estar atento, absorbiendo el momento, grabando en la mente cada instante de esos importantes hechos.
Les mentía.
Ahora con el tiempo me doy cuenta que no recordamos unos días, ni mucho menos unos minutos. Incluso no podemos enlazar imágenes en movimiento.
Recordaremos un fotograma, un instante, una sensación. Una sensación que sí puede ser efectiva durante un buen rato. Eso sí.
De ahí que ahora creo que lo mejor es añadir, adjuntar a esos momentos fotografías, escritos, pensamientos o inquietudes.
Qué mejor manera que a una imagen añadir sonido o voz.
Algo más para intentar  esculpir nuestros recuerdos en piedra.
Así durarán una eternidad.

A partir de ahora intentaré enmendar mi error. Valgan mis disculpas.

sábado, septiembre 08, 2018

Una GRAN mentira.

Una frase que todos hemos oído y sufrido de alguna manera es aquella de " cuando seas mayor lo entenderás, entenderás muchas cosas".
Unas palabras, en diferentes versiones, que en aquellos años te hacia sentir un tanto gilipollas.
Aunque, en mi caso, me provocaba más diversión, que admiración o aversión.
Claro que no recuerdo el haberla escuchado al aplicarla en sus diversas acepciones. Pero ya digo de antemano que no en todas se cumple.
Aciertas al poner la famosa coletilla en lo cotidiano, pero se falla en lo básico, en lo social, en lo personal.
Si bien es verdad que hasta que no marca uno algunas canas, ya llevamos con ellas  unos años, no se da cuenta de el desacierto de la frase.
Sinceramente, y con el tiempo que ha pasado, yo cada vez lo entiendo menos.
Menos de todo.
Lo que creía como básico en este mundo, en nuestra sociedad, ni se acerca a lo normal.
Y es que es difícil de entender, y mucho, ciertas cosas.
Así que procuraré no volver a aplicarla a lo efímero de lo real.  Efímero como el humo.
Como tantas cosas ...
Ya lo entenderás cuando seas mayor ...

Mi destino ...

El destino de cada uno de nosotros ha sido siempre el gran dilema del hombre.
Se dice que está ligado a nuestras decisiones.
Claro es.
Si tus decisiones, a conciencia, son malas, es normal que tú destino sea el peor, malo. Por mucho que nadie luchase por lo contrario todo se decantaría hacia un mal devenir.
Pero, ¿ Y si tus decisiones son siempre para intentar mejorar, las que a tu criterio son las acertadas?
¿ No sería suficiente para un buen futuro, para una vida feliz?. Feliz por lo que quieres, por lo que buscas. Por lo que crees que es lo mejor para ti.
¿ Cuál es la clave?.
Muy sencillo.
En las malas decisiones nunca habrá nadie para intentar corregirlas. Será una cuesta abajo hacia el fin, se quiera o no.
Y en las buenas ...., en éstas tendrás la posibilidad de encontrarte con quien te aplauda y ayude en dichas acciones o bien de tropezar con aquellas que intentarán echar por tierra tu busqueda de un buen camino.
Por cosas como ésta, yo siempre he defendido que nunca a decisiones malas ni buenas. Son siempre las acertadas del momento.
Si son de una manera u otra, son tuyas y son las tomadas tras un largo y concienzudo pensamiento.
No inflluyamos en esos pensamientos, sólo tienen un único propietario.
El dueño de esos pensamientos es el dueño de su propio destino.
Yo sé cual es el mío, el que yo decida.
Bueno o malo, será otra cosa.

martes, septiembre 04, 2018

Raices.

Desde su nacimiento, al crecer siempre había vivido rodeado de amigos.
Todos en comuna, unidos en un mismo fin.
Hermanos de tierra, hermanos desde el principio, desde raíz.
Ha pasado el tiempo.
Ya no yace en el mismo lugar. Ha cambiado la soleada Valencia, por otra ciudad aún por determinar. La desconocía, la desconoce.
Ya no yacen a la sombra de sus padres, la sombra ahora la da algo muerto, sin vida ni color.
Los hermanos separados y forzados a  relacionarse entre otros seres.
Entre otros a los que también los arrebataron de su tierra, de sus raíces, de su familia.
Conviven entre ellos, mezclados en especies, con distintos tamaños, colores, olores. Distinta piel.
Conviven, por poco tiempo.
Pronto será su turno, pronto será elegido.
Lo sustituirá otro, y después otro, y otro.
Hermanos desde raíz.

Vida de historia, novela de ficción

Se encontraba donde la última vez lo dejó, en su lugar habitual.
Acarició la portada y buscando la marca pasó su mano otra vez por el mismo sitio. Ya sin un sentimiento buscado, pero  más suave aún. Instintivamente.
Aquel groso lo había sumergido en una historia tan diferente, tan desconocida.
Una historia fantástica, con siglos entre cada mundo. Entre cada vida.
Su lugar lo proporcionaba el hábitat perfecto para su disfrute. Lo buscaba, lo cuidaba, aunque le ataba a ése rincón. Ningún otro sitio sería el lugar perfecto.
Ese lo era.
Su adecuada luz, insuficiente para unos, demasiada para otros.
La fuente de calor a la izquierda.
Cómodo.
El fuego era vivo, con hambre, para no molestarse en alimentarlo durante un buen rato.
Separó las dos partes y retiró la marca.

Algo llamó su atención, algo que había pasado por alto.
Se incorporó con lento paso y ya con la vista puesta sólo en el objeto que llamó su atención.
Un jarrón que aunque algo vistoso no destacaba por su belleza, más bien sería una baratija pensó.
Al acercarse aún más se detuvo.
Saco de su bolsillo una linterna y la evidencia era clara.
La casa estaba impoluta, limpia y ordenada como no esperaba otra cosa de la familia que allí habitaba.
Pero, se les olvidó retirar los enseres para limpiar el polvo, no había sido a fondo.
Un semicírculo antes del jarrón lo certificaba.
Ayudándose con la linterna intentó empujar el jarrón, sólo sopesarlo.
Al instante supo que una gran parte del caso estaba resuelto.
Se cambió de mano el haz de luz y se sacó de la gabardina un teléfono móvil.
- Paul, encontré el arma.

Le requerían en la salida, con su nombre a gritos.
Apartó una tela que usaban a modo de puerta, cortina e incluso muro, y salió al exterior.
Un ensanche donde se encontraban sus hijas en torno al fuego que asaba la cena.
La voz, la viva voz, la de su mujer que con pánico en los ojos señalaba sendero abajo la aproximación de unos jinetes.
Sin orden, una orda sin distintivos ni color.
Sólo el color negro, sólo el color de la muerte pensó.
Los bárbaros se aproximaban a gran velocidad ....