El destino de cada uno de nosotros ha sido siempre el gran dilema del hombre.
Se dice que está ligado a nuestras decisiones.
Claro es.
Si tus decisiones, a conciencia, son malas, es normal que tú destino sea el peor, malo. Por mucho que nadie luchase por lo contrario todo se decantaría hacia un mal devenir.
Pero, ¿ Y si tus decisiones son siempre para intentar mejorar, las que a tu criterio son las acertadas?
¿ No sería suficiente para un buen futuro, para una vida feliz?. Feliz por lo que quieres, por lo que buscas. Por lo que crees que es lo mejor para ti.
¿ Cuál es la clave?.
Muy sencillo.
En las malas decisiones nunca habrá nadie para intentar corregirlas. Será una cuesta abajo hacia el fin, se quiera o no.
Y en las buenas ...., en éstas tendrás la posibilidad de encontrarte con quien te aplauda y ayude en dichas acciones o bien de tropezar con aquellas que intentarán echar por tierra tu busqueda de un buen camino.
Por cosas como ésta, yo siempre he defendido que nunca a decisiones malas ni buenas. Son siempre las acertadas del momento.
Si son de una manera u otra, son tuyas y son las tomadas tras un largo y concienzudo pensamiento.
No inflluyamos en esos pensamientos, sólo tienen un único propietario.
El dueño de esos pensamientos es el dueño de su propio destino.
Yo sé cual es el mío, el que yo decida.
Bueno o malo, será otra cosa.
sábado, septiembre 08, 2018
Mi destino ...
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