sábado, octubre 21, 2006

No quiero ser cívico.


Sin duda hay días en los que no nos sentimos igual que en otros, y no hablo de la menstruación femenina. Días en los que nuestra habitual armonía se rompe. Vamos a entender por armonía el estado de ánimo en el que normalmente nos encontramos, ya sea de buen o mal humor. En mi caso, suelo estar de buen humor pero es cierto que en algunas ocasiones soy un poco inestable. Más bien, hay mucha diferencia entre mi normal estado de ánimo y el estar un poco bajo de moral, incluso cabreado.La cuestión que aunque nos cueste entenderlo, yo me incluyo, uno tiene todo el derecho del mundo en estar de mal humor sin que el de al lado lo tache de cascarrabias, que sería lo más fácil, hasta incluso de maleducado. Cuando intento buscar algo en defensa de dicha gente, lo hago porque los de alrededor lo acribillamos a adjetivos calificativos no muy acertados.Lo ideal sería cribar durante unos días esas personas. Ver si es todo los días así o simplemente que están pasando un mal día. Pero claro, ¿cómo se podría hacer eso?, sería muy complicado, es más fácil lo anterior, el tacharlo hasta incluso de infeliz. Infeliz, esa palabra es muy fuerte, dicha en un grupo de amigos puede quedar hasta jocoso, pero con las cejas enarcadas y sin una mínima sonrisa, puedo asegurar que hace mucho daño.Sólo por esto, por lo difícil que se lo ponemos al que ese día lo tiene regular, quiero defenderlos de una forma clara y contundente.Estoy de mal humor, al salir de mi casa para ir al trabajo paso por la cafetería y saludo al camarero que hace guardia en la barra. Llego a mi puesto y nada más entrar saludo a todos. Pero estoy de mal humor, no me hacen gracia los comentarios que ayer mismo me partían de la risa.No sonrío ni al imaginarme Paco Porras bailando una malagueña, ataviado con traje de cola y unos puerros colgados de las orejas, con una lechuga en el escote y una rama de perejil en el flequillo.¿ Y qué?, hoy maldita la gracia que me hace.Y por que no sonrío las que hoy son tónterías y ayer lo eran todo en bromas, por eso me califican.Pues no señor. Voy a ir cabizbajo, sin ánimo ninguno y apenas arrastrándome por el firme. Sin mediar palabra y hablando entre dientes. Ciego, sordo y mudo. Esperando que pasen las horas y que el día siguiente sea de otra manera.Por eso te digo, no quiero ser cívico, no tengo por qué reír sin ganas o ser más educado de la cuenta, con un hola es suficiente.No quiero ser cívico, ese día " no molestar".

1 comentario:

A. J. Zaragoza. dijo...

La cuestión es que llevas razón, el día que sale torcido, sale torcido y cuando más intentas ocultarlo, o más intentan arreglarlo otros, peor.

Lo mejor es que pase cuanto antes, pero aún así en esos momentos, sino pasan pronto, la suerte que tenemos es que siempre nos quedarán los amigos, que a esos lo mismo están para reír que para escuchar.