Soy un desastre.
No soy el más ordenado, no soy el más pulcro, ni el mejor " amo de casa ". No soy ningún " chef " en la cocina, ningún manitas en el hogar, tengo mal gusto al vestir, y no soy el mejor contable para una economía doméstica.
Quizás no sea el mejor hombre, el mejor amigo, el mejor padre, incluso es posible que no sea el mejor marido.
Estoy seguro, que todo lo anterior es mi " equipamiento de serie " cuando salí del " concesionario ", que era la casa de mis padres.
...
Pero ahí estaba yo, frente a frente en un mano a mano contra un rivál duro, impermeable e implacable a malas bromas y chistes absurdos.
Y es que lo probé todo, mi humor no era suficiente para abrir brecha, para desiquilibrar la partida a mi favor. No daba su brazo a torcer y sabía que debía dar algo más de mí.
Mis cartas no eran buenas. Y nunca mejor dicho estaba la suerte echada.
Casi todo tréboles. Si al menos me hubieran entrado algunos diamantes ...., pero era precipitado agasajarla tan pronto. Tenía lo que tenía, había que jugarsela, no había más.
Firme en su jugada subió la apuesta, lo puso todo encima de la mesa. Quizás esperando que no igualara su oferta, que no fuera capáz de seguir con el juego y apostar fuerte.
Fría y calculadora me dejó la oferta encima de la mesa.
¿ Vás ?, parecia plantearme.
No podía dudar, tenía que arriesgarme. No tenía tiempo de valorar, de sopesar mis probabilidades.
Sin titubear, a mis ojos, pero tembloroso a los suyos, acepté el desafío.
Al final ella ganó la mano, ganó la partida. Pero también gané yo.
...
Han pasado once años y aún ella es la que mantiene el tipo. La que se hace más fuerte ante las adversidades. La que cree y ejecuta.
Ahora me enseña a ser más ordenado, a cocinar de mejor forma, visto de forma consonante al momento. Valoro más las cosas, valoro lo que tengo y como sería mi vida si no lo tuviera.
Por ella procuro ser mejor hombre, su mejor amigo, el mejor padre e intento ser lo que ella espera de su marido.
Gracias por cuidarme, cuidarnos. Hacer de nosotros una gran familia, que aunque pequeña nos sobran los motivos por seguir juntos.
Sé que nunca daremos lo que tu nos dás a diario. Que nunca saldaremos nuestra deuda. Siempre te dejaremos algo a deber. Sé que tu hika te quiere tanto como yo, te queremos.