lunes, enero 11, 2021
" Autoredención "
jueves, marzo 05, 2020
La batalla de las mil noches.
lunes, febrero 25, 2019
Te presto una historia.
Te presto una historia.
Aquí en mano te la entrego.
Entre éste tomo, aglutinada entre cientos de páginas la hallarás.
No tengas prisa, no te rijas por el devenir de la acción. No creas que la trama principal será la elegida.
Puede serlo, pero puede andar escondida, agazapada y esperando su momento. Momento que sólo el azar hará que sea tu predilecta.
Momento sumum en el que la alineación exacta de situaciones hará que la cribes entre la verdadera sipnosis y tu verdadera elección.
Puede ser la hora del día, el silencio de tu alrededor o la simpleza de tu rutina al leer.
Entre tanto negro sobre blanco, sólo unos pocos párrafos serán, son la historia elegida.
Los recordarás por siempre, no al pié de la letra, pero si lo que te hicieron sentir en aquel instante.
Difícil será que sea el mismo que otro lector, difícil que coincidas con los miles que como tú se aferraron al lomo de aquel libro.
En cada libro existen mil historias.
La que todos leemos, pero entre ella existen esas casi mil que andan esperando ser elegidas por el resto, por todos.
Sé paciente, ella te elegirá a tí.
Y ese instante será único, privado e inolvidable. Tuyo.
Disfrútalo.
domingo, febrero 03, 2019
Carta a un amigo.
Amigo,
Por nuestra vida pasan infinidad de personas, gentes que pasan, que marchan, gentes que quedan. Que quedan en nuestra memoria, que permanecen a nuestro lado.
No tengo idea que factores, cual física o si cualquier física cuántica hace el trabajo de criba a nuestro supuesto concurso.
Quizás el tiempo, el que nos da la razón, el que nos la quita o a los que se les acaba cuando marchan. Algún caso tengo de éstos últimos.
La cuestión es que los que quedan bien lo merecen aunque en mi caso yo no lo vea así.
No los merezco.
Siempre tendré la sensación de estar en deuda con ellos, con vosotros.
Amigo mío,
Sabes que el frente a frente no es lo mío, que la palabra escrita se me hace más fácil. Y bastante me cuesta sacarlas debido a mis taras de rubor y vergüenza. Sé que es cobarde, o poco valiente, pero no dudes en que salen de lo más profundo de mi.
Amigo Fer,
Sin duda alguna no puedo más que venerar a lo que te puso en mi camino.
Has estado ahí, de frente a mi inseguridad, férreo a mis problemas e impasible a mis críticos.
Mostrándome mi propia valía ante la ceguera de autoestima que me invadía.
Compañero, con gorro puesto, al levantar más peso que yo, levantando el tuyo y mis problemas en el trabajo.
Persona, en pantalón vaquero, compartiendo dos cafés en mi vida cotidiana.
Y amigo, gran amigo, por andar conmigo por casa, en bata y zapatillas, y sacarme mi mejor ánimo.
Sólo decirte que aquí me tendrás por siempre y aunque nuestros ojos, caprichoso el destino, no puedan mirarse estarás en mi recuerdo, en mi memoria.
Me está costando horrores no escribir con lo que debía haber empezado.
GRACIAS !!!
viernes, febrero 01, 2019
Mi sonrisa en sus ojos.
Quien no ha imaginado una historia, una vida entera sólo al mirar a alguien.
Reconozco, no es la primera vez, que me gusta inventar a mi antojo simples guiones de película barata. Donde al actor principal puede ser cualquier persona que me encuentro a mí paso, en mi cotidiana vida.
Llevo días fijándome en mi nueva diva.
A la sombra de los edificios, a la guarida del sol aún recién salido aparece en la acera.
A un lado, sin entorpecer, pero sin pasar inadvertida.
Allí se encuentra, puesta por la divinidad para desear un sonoro " buenos días " a cada sombra que pasa a su altura.
Colocada por quien quiere la felicidad de la gente, impuesta para nuestro bienestar o simplemente por el azar o fuerza mayor.
De una manera u otra bien que surge efecto. Hablo por mí.
Desde la distancia observo que unos devuelven su saludo indiscriminado, otros que hacen el mínimo amén y pocos que todo lo contrario.
Ya en la distancia proyecta la felicidad en mi.
Siendo sincero el primer sentimiento a mi vista fué de pena, egoístamente de tristeza, desde luego que no fué indiferencia.
Me prometí, a voz alta y hacia mi acompañante que debía de verla aún más de cerca.
A la vuelta, saliendo de mi itinerario, fui a su encuentro.
En la cercanía proyectaba aún más simpatía, más belleza si cabe y más bonanza su persona.
Frente a ella y tras su insustituible saludo, no pude más que rendirme a su sonrisa.
Me tenía ganado.
Ataviada con mucho abrigo, gran bufanda y guantes que dejaban al descubierto los dedos para sus menesteres y propósitos.
El gorro dejaba al aire, al azar del viento de esa mañana, su cabello dorado.
Las gafas oscuras no impedían entrever sus ojos claros, vivos y puros.
Al alejarme aún llevaba conmigo mi tristeza al dejarla atrás.
Pero conmigo también me llevé la felicidad que reparte, la ilusión que vende y la bondad que emana.
Aún llevé y llevo conmigo esa " mucha suerte y gracias " que me brindó.
Suerte y gracias a tí Elisa.